El referente del Hotel a nivel de imagen de ciudad, es sin duda el Jardín. El porche de madera de nueva planta que existía en el mismo es una construcción que no guardaba relación formal ni constructiva con la edificación y que tampoco aportaba significado a la lectura del jardín. Se trataba de una construcción poco acorde para el tiempo en el que fue construida, lo que induce a confusión en cuanto a la lectura del inmueble. La demanda de los clientes es la reforma de esta construcción para albergar plantas de interior, a modo de invernadero. Conservando el mismo número de mesas que tenía en ese momento. Con esta obra se pretendió completar el jardín con una edificación que tuviese que ver con éste. Se plantó una conexión de éste con el interior del edificio en planta baja para facilitar funcionamiento a nivel interno y mantenimiento. Se mantuvo la altura de la edificación existente y se construyó con perfilería metálica de acero, de fácil montaje y desmontaje, con sistema propio de un invernadero y por lo tanto como construcción ligera. Esto se plantea de esta forma, por una parte por las necesidades de un lugar en donde ubicar plantas de interior y por otra parte por la compatibilidad de este tipo de estructura con la normativa del Plan Especial de Santiago que establece que se podrán tolerar estructuras desmontables y diáfanas siempre que no ocupen zona de jardín existente ni esté en contacto con la vía pública, cumpliéndose ambas condiciones en la zona ocupada por el actual porche.
Esta edificación de escasa entidad, de rápido montaje y fácil desmontaje, pretende establecer una relación directa con el jardín, en lugar de con la edificación, puesto que en este caso es el claro protagonista de la parcela.